A catorce años del 5 de noviembre de 2005, cuando los países del sur del continente le dijeron que no al intento de los Estados Unidos de crear un Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), desde la Comisión de Integración Regional y Asuntos Internacionales queremos homenajear a aquellos patriotas que con visión de estadistas y estirpe de libertadores, se pusieron del lado de los pueblos y los intereses de la Patria Grande y encabezaron un hito que nos marcará por siempre.

La magnitud de ese hecho histórico pudo comprenderse de manera cabal mucho tiempo después, y adquiere en cada etapa política de nuestro país, la resonancia de un mandato que resuena desde el fondo de la historia.

El “No al ALCA” fue una decisión histórica y unánime de América latina y el Caribe, protagonizada por los gobiernos de Néstor Kirchner, Lula Da Silva y Hugo Chávez, más el apoyo del resto de los países que conformaban el Mercado Común del Sur (MERCOSUR). Néstor decía que «nuestros pobres, nuestros excluidos, nuestros países, nuestras democracias, ya no soportan más que sigamos hablando en voz baja; es fundamental hablar con mucho respeto y en voz alta, para construir un sistema que nos vuelva a contener a todos en un marco de igualdad y nos vuelva a devolver la esperanza y la posibilidad de construir obviamente un mundo distinto y una región que esté a la altura de las circunstancias que sé que los presidentes desean y quieren».

En la ciudad de Mar del Plata, y rodeados por una multitud comprometida y conciente de estar asistiendo a un parte aguas en el destino latinoamericano, los tres líderes lograron a pura voluntad y coraje que los países de la región comprendieran que los problemas de esta parte del mundo solo encontrarían solución desde la autodeterminación, la integración y la hermandad, sin la  intervención de países e intereses hegemónicos y ajenos.

El lema de la cumbre fue: “Crear trabajo para fortalecer la democracia y combatir la pobreza”, y no solo se le dijo que no al señor Bush, sino que aparte las naciones debatieron en forma concluyente qué clase de democracia querían para sus pueblos y cuáles eran sus prioridades en medio de los nuevos desafíos globales.  Fue allí que se pusieron los cimientos de la Unión de las Naciones Sudamericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

Es por todo esto que reivindicamos la formidable convicción y estatura política de los ex mandatarios Néstor Kirchner, Lula da Silva y Hugo Chávez, y ahora que el Frente de Todos logró un rotundo triunfo del 27 de octubre, les hacemos saber -aunque no todos estén entre nosotros y Lula injustamente preso-, que vamos a persistir con las banderas que nos dejaron como legado: el bienestar de nuestros pueblos, la recuperación de nuestras autonomías y la construcción de nuestros destinos, enfrentando a los poderosos con la misma mística y valentía con la que ellos lucharon por la unidad latinoamericana.