Hasta 1947, en nuestro país, las mujeres no tenían derecho a votar ni a elegir a sus representantes, como sí lo venían haciendo los varones desde 1912, cuando comenzó a regir la Ley Sáenz Peña. Pero ahora la Argentina estaba a cargo de Juan Domingo Perón, y el programa de su proyecto de país incluía industrializar la Nación y ampliar los derechos de los trabajadores y las trabajadoras, como así también de los y las olvidadas de la Patria.

Evita fue vital para cumplir esos objetivos, ya que se enfocó en las mujeres, en especial aquellas que tenía un origen humilde y precisaban la atención urgente del Estado. Junto a un grupo de compañeras creó el Partido Peronista Femenino, recorrió el país, inauguró unidades básicas en pueblos y ciudades y contagió fuerza y convicciones entre miles de mujeres para lograr las conquistas que de modo inevitable se concretarían poco tiempo después. Entre la decisión política de Perón, y el consenso que se fue construyendo en la calle, el 9 de septiembre de 1947 el Congreso sancionó la ley 13.010 de Sufragio Femenino; y el 26 del mismo mes, el presidente la promulgó por medio de su respectivo decreto.

“Mujeres de mi Patria: recibo en este instante, de manos del Gobierno de la Nación, la ley que consagra nuestros derechos cívicos”, dijo la propia Evita, desde el balcón de la Casa Rosada, al anunciarse que las mujeres argentinas quedaban habilitadas para votar.  De esta manera, fueron 3.500.000 las que votaron por primera vez en las elecciones nacionales de 1951. Una cifra que representó casi la mitad padrón. El 64 % de aquellas mujeres votó por la formula Perón-Quijano.

Evita, como la bautizó el Pueblo, promovió de manera incansable la organización política de las mujeres.

En 1997, el Congreso Nacional declaró que el 23/9 sería el Día Nacional de los Derechos Políticos de la Mujer.

Algunos años después después, durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, se avanzó con una larga serie de conquistas sociales, y algunas en particular para las mujeres, por medio de políticas públicas como ley de Moratoria Previsional, que benefició a una enorme mayoría de mujeres que no habían podido realizar aportes previsionales, por ejemplo, por haber trabajado como amas de casa; el Régimen Especial de Contrato de Trabajo para el Personal de Casas Particulares, que le otorgó derechos a miles de mujeres que trabajan en casas particulares; la ley de salud reproductiva y procreación responsable, la ley de Educación Sexual Integral o la mismísima Asignación Universal por Hijo. Aparte, Cristina, primera presidenta mujer de nuestro país -y luego reelegida-, incluyó la bandera del feminismo popular en la agenda y acciones de nuestro movimiento político, que se reconoce como nacional, popular, democrático, latinoamericano y feminista.

Durante el kircherismo las mujeres y el pueblo en su conjunto conquistaron una larga serie de derechos.

Con la nueva etapa política que se inaugura en breve en la Argentina, las mujeres y el pueblo en su conjunto, muy afectado por el modelo de exclusión de la Alianza Cambiemos, tendrá una vez más la oportunidad de seguir ampliando sus derechos y de acceder a más oportunidades de realización personal y colectiva.