Análisis

Una gran parte del trabajo y la economía la manejan quienes optan por no trabajar y maternar en sus hogares con sus hijes. Muchas veces es la opción más viable por necesidad, ya que ante la falta de ESI (Educación Integral Sexual) en las escuelas y la punibilidad del Aborto, mujeres y hombres devienen en padres sin haberlo elegido y sin haberse formado académicamente para ser parte de un proyecto laboral tradicional productivo. También existe en menor medida quien elige maternar y/o paternar por elección, sin percibir remuneración alguna, ni beneficios sociales como obra social y/o aportes jubilatorios. Esta estructura patriarcal sobre las mujeres impiden acceso a derechos reales, precarizando su estándar de vida, académica y laboral, estando sometida a la voluntad de quien optan por compañere, que a su vez, la mayoría de las veces, tampoco está capacitado culturalmente y/o laboralmente para enfrentar sus obligaciones. Es por ello que muchas personas que eligen maternar, pocas por elección y muchas por obligación, se transforman en Jefes de Familia atravesades por debilidades manifiestas del Sistema de Políticas Publicas implementadas al momento. Dentro de este ámbito hablamos de Jefas o jefes de Hogar que manejan la economía familiar, personas migrantes,  personas de diversidad sexual no aceptadas socialmente, adultes mayores  y lamentablemente sigue la lista de personas falta de derechos culturales, laborales y de capacitación.

Evaluación de situación en personas que maternan en la actualidad

Es importante mencionar que al referirnos a la temática de género hacemos hincapié en los factores sociales que construyen diferencias entre mujeres y hombres; es decir, como plantea Christine Delphy: “…El concepto de «género» ha sido desarrollado (…) para traducir el aspecto social de la división sexuada. Desde este punto de vista, se establece la existencia de un aspecto del sexo que es construido, diferente de la distinción biológica…”. En el mismo sentido, Joan W. Scott afirma que: “… las feministas han comenzado a emplear el «género» como forma de referirse a la organización social de las relaciones entre sexos (…), “género” pasa a ser una forma de denotar las «construcciones culturales», la creación totalmente social de ideas sobre los roles apropiados para mujeres y hombres. Es una forma de referirse a los orígenes exclusivamente sociales de las identidades subjetivas de hombres y mujeres. Género es, según esta definición, una categoría social impuesta sobre un cuerpo sexuado”

Estas desigualdades se derraman a todos los aspectos de la vida cotidiana, generando una separación o división sexual del espacio de acción de binarismo, teniendo efectos determinantes tanto en la estructura de los hogares -donde las mujeres son relegadas a las tareas domésticas y al cuidado de los hijos, mientras que los hombres trascienden el ámbito privado saliendo a trabajar-, como en las posibilidades de inserción al mercado de trabajo y disponibilidad de tiempo libre. Así, resulta indispensable la incorporación de la perspectiva de género en las estadísticas, ya que su inclusión permite tomar en cuenta las diferentes realidades socioeconómicas, políticas y culturales que enfrentan hombres y mujeres en la sociedad. Al entenderse al género como una construcción social y cultural, no sólo se busca analizar comparativamente la situación desigual entre hombres y mujeres, sino también, poner el acento en el rol asignado a las mujeres como resultado de dichas desigualdades, ni que hablar personas de diversidad sexual, totalmente relegadas. De este modo, es sumamente importante contar con un conjunto de decisiones que asigne prioridades y haga visible la condición de las mujeres y personas no binarias en los tópicos que se investigan, y que permitan visualizar en forma clara y sintética los aspectos claves de las desigualdades de género

Si la inequidad no se mide, difícilmente se tome conciencia sobre su magnitud y la necesidad de intervención. Las desigualdades generalmente se reproducen de generación en generación y, si no se interviene, es difícil que desaparezcan

. En el caso de la desocupación podemos relativizar, para cada sexo, respecto del total de personas activas obteniendo luego la feminización del desempleo. Por ejemplo se obtendría que el 30% (desocupadas mujeres sobre total de desocupados) de los desocupados son mujeres y el 70% son hombres (desocupados hombres sobre total de desocupados). Pero si el objetivo principal es conocer si la probabilidad de que una persona de sexo femenino que decide buscar un trabajo no lo encuentra difiere respecto de si la persona fuera varón, lo que debemos hacer es relativizar a las mujeres desocupadas respecto del total de mujeres activas y al total de varones desocupados respecto del total de varones activos. Así, podríamos obtener la tasa de desocupación femenina 15% (desocupadas sobre total de mujeres activas) y la masculina 10% (desocupados sobre total de varones activos).

El análisis de la estructura familiar en los hogares es de esencial importancia para entender las desigualdades de género, ya que muchos usos y costumbres que se registran en el ámbito familiar dan cuenta de dichas diferencias, y luego se reproducen en la esfera social. Asimismo, la estructura interna de la familia es reflejo de factores culturales y tradicionales que tienen gran influencia en el modo en que varones y mujeres se desenvuelven en la vida cotidiana. Un ejemplo claro de esto es la relación estrecha que puede establecerse entre la carga de las responsabilidades del hogar sobre las mujeres, con las dificultades consecuentes que éstas encuentran para insertarse al mercado laboral. Este eje está compuesto por:

1) Población menor de 15 años en hogares con jefa mujer

2) Hogares conyugales completos con jefa mujer;

3) Hogares multipersonales donde la mujer es la principal aportante de ingresos

4) Ingreso medio de jefes de hogares multipersonales según sexo.

Educación: Dado que la educación tiene efectos directos tanto en la salud, trabajo y pobreza, como también en los niveles educativos de las futuras generaciones, es sumamente importante analizar las influencias que sobre estos aspectos tienen las desigualdades de género. Según la evidencia empírica, los niveles educativos de las mujeres han igualado o superado al de los varones, aunque esto no se refleja en el acceso al mercado de trabajo.

Mercado de Trabajo: El propósito es evaluar no sólo el grado de actividad, sino también la calidad de los empleos conseguidos por varones, mujeres y personas no binarias. Aunque la participación de las mujeres en el mercado laboral ha mejorado en los últimos tiempos, las desigualdades persisten. Así, en Argentina existe amplia evidencia  de la discriminación de género en el mercado de trabajo. En efecto, el ingreso mensual de las mujeres es inferior al masculino, aunque el nivel educativo de las mujeres tiende a ser mayor que el de los varones. A su vez, la participación según sexo en las distintas ramas de actividad está claramente segregada en perjuicio de las mujeres, que son canalizadas a sectores más precarios e informales

Salud:  Al evaluar las condiciones de vida y el acceso a una cobertura de salud médica por parte de varones, personas no binarias y mujeres, es preciso considerar las diferentes enfermedades u otras causas de muertes a las que están expuestas las mujeres, y que son las principales causas de muerte femenina, como por ejemplo: dificultades en el parto.

Género y Pobreza: Indagar si las desigualdades de género generan condiciones de pobreza que afecta más a las mujeres que a los hombres y evaluar a personas no binarias al respecto.

Innovación y roles de género en cuidados maternos

La mayor parte de la población ve con buenos ojos que, la situación más deseable para el cuidado de los niños y niñas es la que se brinda en el domicilio, y especialmente a través de las familias, principalmente que sean las mujeres que se encarguen de ese rol. Por qué? La respuesta es muy fácil. En la realidad patriarcal que vivimos es el mejor método de sometimiento económico en el que las mujeres son dependientes de esta realidad.

Que proponemos desde nuestro Frente de Mujeres #LaMerello

  1. Ante la opción de quien quiera maternar (padre, madre,  o persona no binaria) responsable legal del menor, se asista a modo de complementación (y hasta sustitución en un plazo de 10 años) con la AUH, con subsidios, capacitación y controles durante un plazo máximo de 4 años por menor (edad donde ingresaría a educación preescolar), donde la persona realice aportes jubilatorios, posea obra social y deba capacitarse en oficios o educación superior de modo obligatorio, además de concurrir obligatoriamente a controles de modo trimestral para ver su evolución y el cumplimiento de sus responsabilidades.
  • Que exista la Capacitación Universitaria con Responsabilidad Penal de Cuidadores de Infantes y Adolescentes, con titulo de pre grado,  donde se profesionalice estos cuidados para que quien opte por tener una salida laboral, les menores estén en manos de personas idóneas, aptas para resguardar  su  desarrollo físico, emocional y cultural.
  • El curso deberá contar con capacitación en Primeros Auxilios, normas de Seguridad e Higiene, conocimientos básicos de dieta alimentaria saludable,
  •  Las personas deben presentar un registro limpio de antecedentes penales y de abuso infantil antes de acceder a la licencia. También hace falta la toma de huellas digitales. También con certificados médicos relacionados a dolencias y enfermedades, como así también certificados de vacunas al día
  • La ley de Illinois indica que se necesita una licencia si cuida a 4 niñes y si al menos uno es de otra familia. Cuando usted cuida a niños de 2 o más familias distintas, más los propios niñes cuentan hacia los 4. La ley se refiere a niños de 11 años o menos. Importante dato para tener en cuenta en caso de maternar para sí mismos o para terceros
  • En caso que el cuidado no se realice en el hogar de la persona contratante sino en el propio del Cuidador de Infantes y Adolescentes, se debería realizar una inspección a fin que el lugar cuente con extintor de incendios, botiquín de primeros auxilios, certificados penales de quienes habitan el lugar bajo declaración jurada.
  • Es importante destacar que quien elija maternar hijos propios, deben capacitarse académicamente o en oficios, según lo que considere,  a fin que cuando culmine el ciclo (de un máximo de 4 años o antes, lo que la persona  decida) su vida laboral no se vea afectada por el impasse elegido.
  1. A fin de realizar un cambio cultural, sostenemos que la cobertura del subsidio debe contar con obra social y aportes jubilatorios. Estos dos últimos, deben ser abonado por la persona que reciba el subsidio, no descontándolo directamente de la cuenta que perciban, sino vía múltiples opciones de pago que existen en el mercado. El cambio cultural al que nos referimos es que se debe concientizar de modo explicito que si bien la retribución debe ser mínima, su pago es ineludible, bajo la regla que en el caso de no pago de su obligación, se  verá desafectado del subsidio por Cuidados Maternos. ¿Por qué insistimos en este punto de modo fehaciente? Es la manera de enseñar a respetar obligaciones de pago, como si fuera un monotributo, validando sus derechos (obra social y aportes jubilatorios)
  • Por supuesto que la lista sigue. Implementar este tipo de actividades debe estar reglamentado por leyes innovadoras al respecto y jurisprudencia al mismo nivel.

Conclusión Es un camino diferente hasta lo vivido al momento. Al momento de elegir maternar o no, el Estado debería tener la obligación de supervisar de modo económico, educativo y cultural si optamos por cuidar de nuestros hijos, o en su defecto, que con quienes le entreguemos la tarea, esté capacitado para tal fin. Es un derecho que como mujeres, hombres o personas no binarias debemos reclamar y hacer efectivo con nuevas políticas públicas de género e igualdad.

BIBLIOGRAFÍA

DELPHY, Christine (1995), El concepto de género, publicado en Revista Iniciativa Socialista, N° 36, de octubre, 10 págs. disponible en http://www.derechoshumanos.unlp.edu.ar/assets/files/documentos/el-concepto-de-genero.pdf

DIRECCIÓN DE RELACIONES ECONÓMICAS CON LAS PROVINCIAS, Ministerio de Economía y Finanzas Públicas-DINREP (2015), Características de la fuerza de trabajo femenina. Las diferencias respecto del hombre, Ciudad de Buenos Aires, 26 págs.

SCOTT, Joan W (1986), Gender: A usefull category of historical analysis, American Historical Review, Vol. 91, No. 5 (Dec., 1986), págs. 1053-1075.

Índice Global de Brecha de Género del Foro Económico Mundial (World Economic Forum). Véase https://es.weforum.org/agenda/2017/11/cual-es-la-brecha-de-genero-en2017-y-por-que-se-esta-ampliando/ disponible a junio de 2019.