La comisión de Educación del Instituto Patria –por medio de su responsable, Alberto Sileoni y Silvia Vilta- presentó el libro “Didáctica y pedagogía de la educación secundaria de jóvenes y adultos”, ante un auditorio colmado por talleristas, docentes, estudiantes,  inspectores, y militantes de organizaciones gremiales y sindicales, que le dieron a la actividad un marco de entusiasmo y emoción, no solo por los logros del pasado, sino también por los nuevos tiempos que vendrán.

Aparte de los anfitriones de la Comisión de Educación, en la mesa también estuvieron Daniel García, docente de la Universidad de Quilmes y coordinador del libro; el secretario general adjunto de ATE Capital, y el Juan Manuel Sueiro; y la secretaria adjunta de SUTEBA, María Laura Torre. La actividad fue presentada por el coordinador del ciclo de presentaciones editoriales del Instituto, Mariano Abrevaya Dios.

Lo primero que hizo García fue agradecer la presencia de Alicia Sánchez, hermana de Mary, una luchadora que se ganó un lugar en la historia grande de los y las que le pusieron el cuerpo, no solo a la educación popular, sino también a las luchas que nuestro pueblo encarnó a lo largo de la historia. Fue ahí que la platea se conmovió con el primero de una larga serie de aplausos cerrados y emotivos que tendría la jornada.

García contó que “el Fines nace a partir de varias visiones que se fueron juntando”, y por un lado hizo alusión al hecho de que “Mary Sánchez nos empujó a construir el programa en el territorio”, y también destacó “el impulso de Néstor de avanzar con la alfabetización”.

Garcia coordinó la edición del libro.

“El Fines nos permitió pensar de otra manera la calidad educativa, y lo pedagógico”, advirtió el docente universitario bonaerense, y luego de recordar que “la construcción de conocimiento es una práctica colectiva”, mencionó que uno de los aportes más importantes que arrojó el programa, a lo largo de su implementación y sostenimiento, fue la irrupción de una nueva categoría educativa, que ellos denominaron “pedagogía territorial”.

La presentación del libro arrancó con algunas chacareras de parte del músico Julio Romero, quien se paró de frente a la platea, llena desde temprano. Vilta, ex directora de Educación de Adultos de la Provincia de Buenos Aires, y a cargo de la moderación de la mesa, contó que junto un grupo de compañeros y compañeras que sostuvieron el programa durante la década ganada, vienen realizando presentaciones en todo el país, con el objetivo de “militar el fortalecimiento del espacio político del movimiento nacional que disputará el gobierno en las próximas elecciones”.

Romero amenizó la espera con unas chacareras.

Vilta luego introdujo el siguiente invitado, Juan Manuel Sueiro, al contar que “muchos de los trabajadores y trabajadoras de las carteras nacionales de Educación y Desarrollo Social, a cargo de la implementación del programa en los territorios, se afiliaron a ATE, que tanto ayer y más aún hoy cumple un rol clave en la defensa de los derechos laborales”.

“Manolo” como se lo conoce al dirigente, recogió el guante y afirmó que los trabajadores y trabajadoras estatales “somos la polea de transmisión entre las políticas públicas y el pueblo” y que justamente por eso, “una de las primeras medidas de la alianza Cambiemos fue embestir contra nuestro sindicato”.

Sueiro mencionó “el recorte en educación en el presupuesto” que el Gobierno realizó en 2018, que puso en evidencia, una vez más, como cada vez que gobernó un proyecto neoliberal, “el desprecio que tienen por la educación y escuela pública, y también el virulento ataque contra los gremios docentes, en especial, contra SUTEBA”.

Manolo dijo que el Estado tiene funciones indelegables y que su sindicato, entre otras funciones, trata de velar por las políticas públicas, cuyos beneficiarios son las grandes mayorías.

Vilta leyó los nombres escritos a mano que le acercaba un compañero, de algunos de los talleristas, docentes, estudiantes e inspectores que colmaban el salón. Entre unos y otros se levantaban nuevos aplausos y vivas. Luego varios de ellos pasarían al frente para compartir unas palabras y lágrimas. Sin dudas, la emoción colectiva fue uno de los rasgos más notorios de la presentación.

Al comenzar a hablar, María Laura Torre aclaró que hablaría “desde un profundo Marisanchismo”, y citó a la gran dirigente y luchadora al decir que “Mary y el Fines tenían una característica común: ambos eran desafiantes”.

La dirigente sindical recordó que “en los 90, al no haber para comer, las escuelas y las organizaciones fueron los encargados de dar una respuesta a un momento muy complejo”, pero que a su vez despertó un debate acerca del rol de los docentes, y afirmó que “con el Fines volvieron algunos de esos debates”. Entonces propuso, luego de mencionar que “en el libro se aborda al sujeto que aprende”, que “a partir de octubre –cuando un gobierno popular vuelva a ocupar la Casa Rosada- pensemos y debatamos sobre el sujeto que enseña”.

Torre ponderó el rol de las organizaciones sociales y sindicales en la implementación y desarrollo del programa en el territorio, y destacó que “ese fue también el ADN de la educación para adultos en la provincia de Buenos Aires”.

Torre, del combativo gremio de SUTEBA

Por último, hizo una mención a la campaña de desprestigio, difamación y violencia con el que la alianza Cambiemos hostigó su sindicato desde el primer día de gobierno. “Los trabajadores, como sujetos políticos, siempre van a defender las políticas de un gobierno popular, y por otro lado se van a oponer al avance del neoliberalismo. Creo que la base de derechos y organización que tuvimos durante la década ganada fue fundamental para enfrentar con éxito a Vidal”, apuntó entre una cerrada cortina de aplausos.

Para el cierre quedó la palabra del ex ministro de Educación de los gobiernos kirchneristas, un hombre tan querido como respetado, que al hacerse cargo del micrófono tiene la misma facilidad para teorizar como para compartir una experiencia de carne y hueso que conmueve a cualquiera.

Primero advirtió que creíamos que “algunas conquistas estaban escritas en piedra, y no en arena”, y que esa lección “ya la aprendimos”, pero a su vez recordó que no en la actualidad, en materia de organización popular, “no estanos en el 2003”, sino con mucha más espalda y experiencia.

Sileoni ponderó que en el libro “está la voz de los estudiantes”, en la que se ponen de relieve algunas palabras como “miedo, oportunidades, ganas, agradecimiento”, para luego contar que en la entrega de los títulos que se entregaron durante los gobiernos de Néstor y Cristina, un mensaje que bajaba de parte de los y las funcionarias, para los beneficiarios, era que “el Estado no te debe regalar nada, sino que está para tratar de igualar oportunidades”.

“Le voy a decir a mi viejo que me recibí”, recordó el ex ministro que le dijo una mujer en Entre Ríos, madre de tres hijos ya grandes, y consideró que se trata, como en tantos otros casos, de “una vida en pausa durante veinte años, por las razones que sea, y el Estado, al dar la posibilidad de otorgar la posibilidad de terminar los estudios, ofrece una revancha para la vida”. “No es culpa de ellos o ellas no haber terminado el secundario, aunque lo sientan así”, subrayó.

Sileoni destacó que en libro también está la voz de Simón Rodríguez y de Artigas, porque “si no te ligas al pasado, el futuro es puro azar”, y mencionó que “en el libro también está Cristina”, quien en su propio libro Sinceramente le dedica al Fines unas palabras. “Ella, mientras éramos gobierno, todo el tiempo me preguntaba cuántos beneficiario se recibían, mientras la prensa canalla decía que se trataba de un trámite exprés”, contó.

“El fines es un acto de resistencia contra el neoliberalismo”, cerró el responsable de la Comisión de Educación del Instituto, ante un aplauso de pie de parte de la platea. En enseguida Vilta volvió a tomar la palabra, para sumar que “el 35 por ciento del medio millón de personas que terminaron sus estudios secundarios, siguió carretas terciarias y universitarias” y que en consecuencia, el programa apostó a “una siembra a futuro”.

Para el cierre, media docena de hombres y mujeres se acercaron hasta la mesa, y frente a sus pares, compartieron emociones y experiencias vinculadas a una política pública que no solo le cambió la vida a sus destinatarios, sino también a sus hacedores y hacedoras, en su gran mayoría comprometidos con su tiempo y su patria. Una de ellas habló de “justicia educativa” y contó que la instalación y posterior funcionamiento de un Fines, en el barrio, “promovían la organización vecinal y comunitaria, por medio de juntadas, lecturas, guitarreadas, peñas y celebraciones, en definitiva, momentos compartidos con sus pares, sus familias y vecinos”.

Mariano Abrevaya Dios coordina el ciclo de presentaciones editoriales del Instituto Patria.