Frente a los anuncios de fusión y/o supresión de ministerios o su conversión en secretarías para colaborar con la reducción del gasto público, conviene alertar sobre la ineficacia de esta medida en términos fiscales y su enorme peligrosidad en materia de despido de trabajadores y destrucción del Estado Social argentino.                                                                                  

  • Las carteras suprimidas expresan, una vez más, las convicciones y objetivos del proyecto Cambiemos. Desde mucho antes de esta medida, más precisamente desde la asunción de Mauricio Macri, los programas y estructuras que atienden necesidades básicas de la población se asumen como un gasto innecesario.
  • El ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, creado en 1949 como ministerio de Trabajo, acompañó las políticas de protección de los derechos laborales del primer peronismo. Su subordinación a Producción, en un modelo focalizado en el capital concentrado, demuestra quiénes son los perdedores en la puja capital – trabajo.
  • El ministerio de Salud fue creado ese mismo año a partir de los mandatos de la nueva constitución. Las palabras de J. D. Perón al poner al frente de la cartera al dr. Ramón Carrillo son aleccionadoras: “¿cómo puede ser que nuestro país tenga un ministerio para las vacas, y no tenga uno para los compatriotas?”. Desde entonces, este ministerio cumple funciones rectoras y de coordinación de los servicios de salud nacionales, provinciales y municipales, de la seguridad social y del sector privado. Su supresión es una expresión más del debilitamiento de la política sanitaria que vienen denunciando los trabajadores del área.
  • La Ciencia y la Tecnología alcanzaron rango ministerial en diciembre de 2007, cuando la presidenta Cristina Fernández de Kirchner definió los ministerios de su gestión y ubicó al desarrollo nacional autónomo entre las prioridades de su gobierno. Desde esta cartera, y partir de la repatriación de más de un millar de científicos, el sistema científico nacional participó de avances e innovaciones reconocidos a nivel mundial. La desjerarquización, en este caso, es coherente con el cierre y congelamiento de la carrera de investigación, la quita de subsidios y la subejecución presupuestaria de las Universidades. La realidad es elocuente: el desarrollo científico y tecnológico está en peligro desde que asumió el nuevo gobierno. Si el ministro que acompañó la creación de este ministerio sigue en funciones tendrá que dar explicaciones frente a la ciudadanía en general y frente a sus colegas en particular. La historia también le hará algunas preguntas incómodas.
  • El Turismo alcanza rango ministerial en junio de 2010, también por decisión de la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Alrededor del 7% del PBI y el 7% del empleo se vinculan con la actividad turística. Esta fue la razón por la que se priorizó esta política pública, con resultados que ubicaron a la Argentina entre los destinos más buscados del Cono Sur.
  • Los ministerios de Trabajo y Salud son un verdadero símbolo del Estado Social argentino. Su creación inicia una etapa que perduró, con interrupciones durante los gobiernos de facto, hasta nuestros días. Por su parte, la Ciencia, la Tecnología y el Turismo configuraron el modelo de desarrollo instaurado en el período 2003-2015. A partir de las medidas tomadas por el presidente Macri, lo que está en peligro no es un ministerio: es el rol que debe cumplir el Estado.
  • Por otra parte, el ajuste que se pregona no se logra por esta vía. Más allá de la disminución de los haberes de un puñado de funcionarios, la supresión o fusión de ministerios busca continuar con los despidos. Pero el empleo estatal nacional hace más de 20 años que no supera el 12% del gasto público. Tomando los datos de ejecución presupuestaria del 2018 no llega al 10% de las erogaciones, menos de lo que se paga en intereses de la deuda externa[1].
  • Finalmente, este gobierno desconoce, o no le interesa conocer, las diferencias entre ministerios y secretarías. También ¿desconoce? que fusiones y supresiones abren una etapa de desorden y confusión que trae graves problemas a la gestión cotidiana del Estado.
  • Con estas medidas, se sigue desviando la atención del verdadero problema: el déficit de la balanza comercial y la restricción externa, que se manejó al gusto de los exportadores, los fugadores de divisas y el capital especulativo.

Comisión Estado y Administración Pública, 3 de setiembre de 2018.

[1] Informe de la ASAP sobre datos del SIDIF, Ministerio de Hacienda. Disponible en http://docs.asap.org.ar/public/doc/APN%20Julio%202018 (página 9)