La fecha fue instituida en memoria  del triple asesinato de las hermanas Mirabal, Patria, Minerva y María Teresa, brutalmente asesinadas en 1960 por el régimen del dictador Rafael Leónicas Trujillo, en República Dominicana.

Se las conoce como Las Mariposas que vuelan libres y coloridas, y en Latinoamérica  en 2019 salimos a la calle contra el golpe en Bolivia y contra el terrorismo de Estado en Chile, para combatir la impunidad de todo tipo de violencias.

Violencia que pretende disciplinar a los movimientos sociales e impedir las acciones políticas con las que enfrentamos al neoliberalismo. Violencia  habilitada a las fuerzas armadas y de seguridad para violar, humillar y disparar contra el pueblo movilizado. Violencia que persigue, encarcela y asesina a lideresas territoriales, referentes de comunidades,  intendentas y diputadas en Brasil,  Ecuador, Colombia y Nicaragua. Violencia machista que recrudece y se reproduce en todos los  ámbitos institucionales, laborales y sindicales.

En Bolivia, las mujeres son un bastión de resistencia al golpe de Estado contra Evo Morales.

Desde la Comisión de Mujeres y Géneros del Instituto Patria apoyamos  las iniciativas  que buscan poner freno a la impunidad de los sectores de poder,  en especial aquellos casos en los que se aprovechan jerarquías institucionales  para acosar y someter a compañeras, convirtiendo a la violencia sexual en violencia política.

En relación a este grave cuadro de situación, saludamos especialmente la sanción del proyecto de ley de la senadora Nancy Gonzalez, que modifica la ley 26.485 e incorpora la Violencia Política como una  manifestación más de la violencia de género.

En el mismo sentido, las senadoras y senadores solicitaron al señor Secretario Administrativo que  proceda a la conformación y constitución efectiva del “Comité de seguimiento de Violencia Laboral y de Género en el ámbito del Senado de la Nación”, según el “Protocolo para la prevención e intervención en situaciones de violencia laboral con perspectiva de género¨.

“Ahora que estamos juntas y ahora que sí nos ven”, nos unimos para enfrentar todas las formas de opresión y dominación, para desarmar  las estructuras patriarcales que producen silencios, vergüenzas que se ocultan en los ámbitos familiares, en el mercado laboral y en la militancia en nuestras pertenencias políticas.

No habrá más lugar para el silencio y la humillación.  Esta revolución feminista debe también  liberar a los varones para que se sumen y muestren su indignación ante los abusos, acosos y violaciones.

Para ser  victoriosas y extender su impacto a toda la sociedad, estas luchas  tienen que estar inscriptas en un proceso y en un contexto de movimiento popular que se imbrique en nuestras banderas históricas por la soberanía política, la justicia social, la independencia económica y hoy más que nunca en la bandera de la integración y de la unión en solidaridad con los pueblos de América Latina.