El “Colectivo de Comunidades Religiosas e Identidades Culturales por la Patria” está conformado por cristianos católicos romanos y evangélicos, musulmanes, judíos e integrantes de espacios culturales y otras comunidades religiosas, comprometidos con el movimiento nacional, popular y latinoamericano.

Nuestras comunidades que han convivido en paz en nuestro país se resisten a ser manipulados por conflictos ajenos a nuestras fronteras. Este Colectivo trabaja para asegurar la libertad religiosa y el reconocimiento de todas las comunidades e identidades culturales, en el respeto de la libertad de expresión en todo nuestro territorio nacional.

Quienes nos agrupamos en este colectivo hemos sido testigos de diferentes periodos de sufrimiento del pueblo argentino en los que se buscó destruir el Estado de bienestar, por ejemplo, con la instauración del terrorismo de Estado en el año 1976. Dicha dictadura cívico-militar efectivizó el genocidio de miles de activistas y militantes de los movimientos populares para imponer el capitalismo financiero y su ideología neoliberal.

Este colectivo reivindica el sistema democrático, el estado de bienestar y la defensa de los derechos humanos como formato para garantizar una vida digna para todas y todos los argentinos y a quienes quieran habitar en suelo argentino.

Reivindicamos la pluralidad, la multiculturalidad, la multipolaridad y las tradiciones emancipatorias latinoamericanas. Homenajeamos a todos sus militantes populares más allá de sus confesiones o sus identidades culturales e ideológicas.

Este posicionamiento que supone el respeto por todos los orígenes e identidades aparece como una de las causas fundamentales por las cuales funcionarios y militantes del último gobierno popular son perseguidos, con absoluta saña, en la actualidad. Precisamente quienes han buscado un sendero de paz, alternativo a la lógica guerrerista aparecen como las víctimas del hostigamiento y el acoso en el presente.
Nos reunimos para cuestionar la xenofobia, la discriminación, la islamofobia y la persecución política y judicial que lidera el actual gobierno, Nos convocamos para denunciar a quienes persiguen a movimientos políticos, confesiones e identidades diversas como los pueblos originarios.

Vivimos un peligroso tiempo que desprecia a los inmigrantes. El actual gobierno utiliza un lenguaje criminalizador hacia los pueblos originarios y asocia forzadamente la pobreza al narcotráfico.

Bajo el mismo criterio, los militantes populares son estigmatizados y encarcelados como el caso de Milagros Sala y otros presos políticos con acusaciones infundadas, discriminatorias y literalmente racistas.

Estas estigmatizaciones se suman a los discursos negacionistas con los que se pretende banalizar e invisibilizar el genocidio sufrido por nuestro pueblo durante el terrorismo de Estado de las décadas del ´70 y el ´80 que una constante movilización popular, liderada por los organismos de Derechos Humanos, han logrado transformar en banderas de Memoria, Verdad y Justicia.

Las políticas exteriores de nuestra Patria impulsadas por Néstor Kirchner y Cristina Fernández instituyeron modelos de respeto a las soberanías nacionales y promovieron la solución pacífica y negociada de los conflictos, como lo atestigua la política de Estado ligada con la Causa Malvinas, en la que se insistió en diálogos de paz para su recuperación. La posición referente al conflicto de Medio Oriente se circunscribió en esos mismos estándares, reclamando la convivencia de dos Estados –Israel y Palestina—con fronteras seguras y libres de fundamentalismos y/ terrorismos de todo tipo respetando todas las resoluciones de la ONU que tratan la cuestión.

Recientemente algunas comunidades religiosas de este colectivo, celebramos la festividad de la Libertad y la Vida. Estas dos premisas nos invitan a buscar el bien común, sin mentiras ni hipocresías con la plena convicción de que la solidaridad, especialmente con los más necesitados y en diversidad, podremos construir una verdadera Patria Grande de Hermanas y Hermanos.